14 may 2011

Los 10 pasos para convertirse en joven promesa literaria, por Manuel Astur González

Cómo convertirte en una joven promesa de la literatura, sin tener idea de escribir ni nada que contar, en 10 sencillos pasos.
1. Menos es más. Ya sabemos que tus limitaciones son enormes pero no te preocupes; haz de ellas tu mayor virtud y sácales jugo. Es todo cuestión de tener la cara muy dura y un par de huevos. Todo vale mientras digas que ha sido intencionado.
Ejemplos:
¿No tienes vocabulario? Repite palabras hasta el hartazgo. El Mundo es un aburrimiento y tú no eres más que un mero reflejo de un tiempo y un momento.
¿Te cuesta la de Dios escribir frases subordinadas o mínimamente complejas? Perfecto, frases cortas y a correr millas: lo que pasa es que tienes un estilo nervioso, tenso y muy directo: no te andas con tonterías.
¿Careces de la más mínima empatía y tus personajes son más planos que tu iPad? Te cagas en la novela psicológica; tus personajes son iconos de esta sociedad superficial en la que vivimos.
Además ten en cuenta que la mayoría de lectores jóvenes tienen las mismas limitaciones que tú y creen descubrir América (o cualquier escuela literaria) en cada vaso de agua, pues están desesperados por encontrar referentes generacionales fáciles. Así que por fin hallarán a “alguien que habla como ellos, sin pedanterías”, “una voz amiga”, “alguien sincero”.
2. Tú eres tu mejor tema. No te devanes los sesos con tonterías. Tú escribe páginas y páginas sin saber ni de lo que hablas y tus propias carencias intelectuales pondrán de manifiesto los dos o tres temas que te interesan por pura repetición. Eso sí, mete las palabras “muerte”, “fin del Mundo” , “locura” y alguna escena de sexo explícito de vez en cuando para redondear.
3. Hitstoria. Esto es aún más sencillo. El resumen de la historia tiene que ser en un buen estado de facebook, de esos con muchos “me gusta”.
Ejemplos:
“Un chico se droga, folla y come kebabs de madrugada y está muy enfadado con el Mundo porque sus padres le han educado para ser consumista pero no para ser feliz”. (Ojo, la palabra “follar” y alguna queja sobre tus padres atraerán a manadas de malcriados como tú).
“Una chica muy puta pero de gran vida interior y tendente a la bipolaridad se dedica a comer pollas y a hacerse fotos con cara de colocada en los baños de las discotecas porque no encuentra sentido a la vida”. (Buf, buf, “bipolaridad”, nunca tanta idiotez y egoísmo se había justificado en una sola palabra, a tus lectoras más tontas les encantará tu gran empatía).
“Un gordo freak se pasa las noches viendo porno, hablando en chats sobe cine raro y leyendo cómics y libros de Cioran porque es un puto genio incomprendido”. (Toma realismo social:  cualquier gordo freak se cree un genio, qué astuto eres).
4. Principio de modernidad. Mete muchas cosas de rabiosa actualidad, aunque no vengan a cuento ni estén justificadas: conversaciones de gmail, nuggets del McDonalds, Spotify, Facebook, Blogs, Formspring, sms, la última mierda de Apple, la droga de moda, ese grupejo de música electrónica que viste en directo en el Primavera Sound. Probablemente dentro de unos años dará mucha risa pero para entonces tú ya te habrás forrado, tranquilo.
5. El lenguaje del pueblo. ¿Desde cuándo se supone que un escritor ha de escribir y hablar mejor que el pueblo? ¿A qué fin tanta pedantería? Tú eres un fiel reflejo de la juventud y tienes que hablar igual (de mal) que ellos. Exagera mucho, como si fuera un capítulo de Física o Química y mete jerga de la peor calaña  y tacos fuera de lugar. Eso sí, de vez en cuando introduce alguna palabra muy compleja (de las de diccionario) y alguna muy profunda (de las de los poemas). Los anglicismos ahora están muy de moda, what the fuck, aprovéchalo.
Ejemplos:
Se me va mazo la pinza. La otra noche soñé que era un abismo, un fucking agujero de bala en mi cerebelo. (Tu-tu chás! muerte!).
El dolor insondable que supone esta poliédrica vida me toca los cojones. (Toma ya; una palabra compleja, una profunda y un taco en la misma frase, eres grande).
También esto dentro de unos años dará mucha grima leerlo, pero qué coño: los cuarentones se mueren de vergüenza viendo sus fotos de los ochenta y bien que se forró el que puso de moda el pelo cardado y las hombreras gigantes.
Ten en cuenta que los puntos 4 y 5 darán a entender que eres muy joven y actual, por lo tanto, podrás llamar viejo y pasado de moda a cualquier crítico al que se le ocurra poner mal tu obra, acusación que aterroriza al más plantado, y a la vez, hará que muchos carcas pasados que quieran ir de actuales hablen bien de ti. Menudo chollo.
6. Citas y maestros. A ver, se supone que eres escritor y has leído muchísimo. Así que cómprate unos libros de Vila-Matas y fusila todas sus citas. En serio, es genial, es algo así como esos libros de Las 1001 canciones que tienes que escuchar antes de morir pero en culto y poético. Super práctico. Además puedes sacarlas de contexto a placer, nadie va a buscar el sentido original.
Ejemplos:
Yo, al igual que Allen Gisnberg, quería follarme a mi profesor. (Poner versos totalmente sacados de contexto en boca de sus autores es todo un chollo).
Mientras entraba por la puerta de la discoteca mi cerebro acelerado por la cocaína pensaba eso que dijo Baudelaire de que hay que ser absolutamente moderno. (Perfecto, aplicar el moderno de Baudelaire al “modernillo” de hoy en día).
También se supone que tienes que tener un maestro, alguien que te haya inspirado. Pero claro, los que realmente has leído, como Paul Auster, Murakami, Bolaño o Houellebecq, no valen: son demasiado famosos, tú necesitas un terreno casi virgen para plantar tu bandera. La historia de la literatura está llena de escritores supuestamente buenos de los que no se acuerda ni su madre. Elige el que más te guste y encúmbralo. Eso sí, piensa que alguno de tus lectores, como mucho, quizá ponga su nombre en la Wikipedia, así que elige teniendo en cuenta estos puntos: a) biografía turbulenta y llena de lagunas (así podrás inventarte lo que quieras); b) dificultad para conseguir sus textos; c) dificultad para, una vez encontrados, poder entenderlos y/o soportarlos; d) que esté muerto y olvidado (no vaya a ser que le dé por defenderse). Tú serás su mesías y quedarás como una persona que ha leído más y mejor que los demás.
Ejemplo:
Estoy caminando por Nápoles y pienso en mi maestro Juan Rodolfo Wilcock y en los infinitos días que pasó en esta ciudad esperando una fama que nunca le llegó. Yo soy Wilcock, todos somos unos jodidos Wilcock. (Venga, meted en Wikipedia su nombre).
7. Tú eres tu mejor obra. Y, por lo tanto, tu aspecto tiene que ser un buen escaparate. Nada más fácil: como Pajares y Esteso con las suecas pero en versión 2.0. Si eres chica y estás muy buena estropeate un poco; el lápiz de ojos corrido, las uñas mal pintadas de rojo, ojeras, despeinada, como si acabaras de salir del peor after de España desorientada y sin bragas. Si por el contrario no vales ni un duro da a entender sutilmente que en la cama eres una auténtica zorra loca e imprevisible: ropa negra, gran escote, fotos medio en pelotas, sangrando por la nariz, tatuajes en las tetas, esas cosas que ponen palote a los editores y a los lectores y hacen que las mujeres te odien. Si eres chico mejor que seas feo ya que en el inconsciente colectivo los inteligentes han desarrollado su cerebro por su falta de vida sexual. Si, por desgracia, estás muy bueno, disimúlalo, como si no fuera contigo, ni te habías dado cuenta, y conviértete en “alguien atractivo”.
8. Eres un gran tag. Esto es más viejo que Eurovisión pero sigue funcionando, más aún hoy en día gracias a internet. Que hablen de ti, muy mal o muy bien, pero que hablen. Fomenta la polémica a toda costa. Para gustos colores e incluso el mayor capullo si insiste y tiene “actitud” encontrará seguidores.
Tu nombre tiene que ir siempre asociado a una serie de palabras y conceptos; sé el más joven, el más polémico, el más nuevo, el más guarro, sea lo que sea el más, siempre. Los periodistas no tiene mucho tiempo para pensar y ser críticos y si estás siempre rondando por sus cabecitas ten por seguro que te citarán encantados.
Además hay que tener en cuenta que hasta el último idiota que tiene un blog lo que quiere es tener visitas, ser leído, y si tu nombre le garantiza un número elevado de ellas estará encantado de escribir sobre ti. Es así de simple. Insultar o alabar a un don nadie no tiene sentido.
Ejemplo:
Ray Loriga es mierda (10 visitas, fracaso).
Fernandez-Mallo es tonto y feo (1000 visitas, bien).
Pola Oloixarac no me termina de convencer pero bien a gusto me la follaría (10.000 visitas, la hostia).
9. Busca secuaces. Para todo roto hay un descosido y si adquieres popularidad te saldrán miles de amigos. Escoge con cabeza. Siempre está bien un amigo muy gracioso pero mucho peor escritor que tú (no vaya a querer suplantarte), una chica alocada con serios trastornos de personalidad, alguna fotógrafa sexy que tome testimonio de vuestra alocada vida, algún poeta infumable e, importante, un crítico literario que quiera medrar. Defendeos aunque nadie os ataque, no hay mejor modo de llamar la atención y crear polémica. Recuerda siempre que una gilipollez, si es colectiva, no es gilipollez sino Movimiento.
10. Hommo Irónicus. Por fortuna para ti, en la actualidad la cobardía, la ignorancia, la tontería o el puro mal gusto pueden resguardarse en la trinchera de la ironía. Tenla siempre a mano, te sacará de más de un aprieto al mismo tiempo que hará ver que eres una persona muy inteligente.
Ejemplos:
Escribes como el puto culo. – Qué quieres, me he pasado la mitad de la vida jugando a la videoconsola y la otra mitad follando.
¿Cómo llevas las malas críticas? – Cada vez que leo una me corto un dedo de la mano y juro ante Dios intentar ser mejor escritor.
Manuel Astur, este texto es una auténtica basura. – Ya ves, viejuno, es que yo también soy joven, polémico y moderno (Dios, pero qué clase tengo…).
Manuel Astur González
www.manuelastur.wordpress.com

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