03 nov 2012
Fuente: www.ticbeat.com
El mercado ruso del libro electrónico
cuenta con dos realidades separadas y muy diferentes. Por una parte,
está el mercado legal, en el que las grandes firmas de edición publican
sus libros electrónicos siguiendo todos los pasos del juego de mercado y
pagando los consiguientes derechos de autor. Ese mercado permite a los
lectores acceder a 60.000 títulos. Por
otra, está el mercado pirata, el que permite acceder a contenidos sin
seguir los pautas del mercado tradicional y sobre el que los autores no
reciben derechos de autor. Ese mundo pirata permite a los lectores rusos
acceder a 100.000 títulos. Como era de esperar con estos volúmenes de
edición, la piratería es un problema bastante importante en el mercado del libro en Rusia.
Todas estas cifras las ha descubierto recientemente el escritor estadounidense Peter Mountford,
que se ha embarcado en una muy curiosa historia en relación a su libro y
a la traducción del mismo al ruso. Moutford, autor de A Young Man’s Guide to Late Capitalism, narra su peculiar historia en The Atlantic.
Emocionado autor de una novela recién publicada, Moutford creó una
alerta de Google para seguir los pasos en la red de su historia. Cuando
salió su obra fue recibiendo alertas de forma regular pero, con el paso
del tiempo, el interés decayó y las alertas se volvieron menos comunes.
Hasta hace relativamente poco, cuando un aviso lo puso en alerta sobre una serie de hilos en Wordreference,
el diccionario colaborativo en red. Alguien estaba buscando respuestas
para sus dudas sobre cómo traducir al ruso la obra de Moutford.
Como comenta el autor, no se habían vendido los derechos de
traducción al ruso así que aquel traductor no podía ser más que un
pirata. Moutford empezó a seguir las peticiones de ayuda de su pirata en Wordreference,
preocupado por la idea que podrían hacerse los lectores rusos de su
obra ante las muestras de poco éxito en la traducción que mostraba su
traductor. Finalmente, Moutford decidió hablar directamente con el pirata y ofrecerse a resolver sus dudas, aunque obviamente estaría ayudando a lanzar una versión de su obra por la que no recibiría nada a cambio.
El traductor pirata se mantuvo durante unas jornadas en silencio,
pero al final se lanzó a pedir ayuda al autor de la obra. Y así Moutford
y su pirata iniciaron un intercambio de mensajes con claves sobre la historia. “Es un biólogo”, explica el escritor a The Guardian, “esta traducción es algo que hace para conseguir dinero. O eso es lo que he entendido de nuestros emails”.
Aunque la gran pregunta que muchos se harán ante esta historia no es
ni que profesión tiene el traductor pirata ni que va a pasar con el
libro, sino qué poderosa razón empujó a Moutford a ayudar al traductor.
“Si la versión pirata se convierte en un bestseller en Rusia – parece
poco probable, pero si eso pasa – quizás uno de los editores legales hará una oferta.
¿Quizás venda los derechos en chino?”, comenta al diario británico el
escritor, que apunta que es consciente de que su historia no es más que
la punta del iceberg de todo lo que ocurre en Rusia con la piratería
literaria. “Rusia es un destacable mercado negro maduro de ebooks”,
indica. El parque de ereaders en Rusia ha crecido mucho en los últimos
años y la oferta pirata ha seguido su ritmo, bastante lejos de la legal,
lo que deja pensar que la situación no va a cambiar.
Foto cc sleepyneko
Fuente: www.ticbeat.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario