Potenciar el libro como objeto a través de su diseño y portada es la mejor arma de las editoriales frente a la versión electrónica. Las mesas de novedades de las librerías son la escena de un espectáculo que ahora se enriquece y aumenta. Alianza Editorial, por ejemplo, ha renovado uno de sus sellos emblemáticos, el de bolsillo. Varios expertos explican el arte de conquistar al lector a través del impacto visual
La materia se convierte en información. Ya ocurrió en la industria de la música, cuando de formatos materiales como el CD o el vinilo se pasó al virtual mp3. Con la llegada del libro electrónico, los libros de papel se convierten en ceros y unos albergados dentro del dispositivo de lectura. Para superar el reto de la supervivencia, el libro tradicional puede hacerse valer por aquello de lo que carece el electrónico: el tacto, el olor, la forma, la portada, en definitiva, el diseño. El libro como objeto.
Los principales factores para la compra de un libro son, evidentemente, la temática, el consejo de un amigo o el autor, según un estudio de la Federación de Gremios de Editores de España. Sin embargo, el diseño también importa, por encima de la crítica, la publicidad, o la editorial, que, según el mismo estudio, es el factor menos influyente.
[... ] "Que el cuidado por el diseño aumenta con la llegada del libro electrónico es una opinión que abunda en el sector", reconoce Jorge Herralde, editor de Anagrama. "Nosotros, desde luego, valoramos mucho el diseño. Apostamos por libros sobrios y elegantes, de calidad, en la tradición de las editoriales literarias francesas o italianas, y reconocibles por el lector", explica Herralde que comenta divertido que muchos llaman al amarillo de sus cubiertas "amarillo Anagrama".
"El libro barato y malo, que se deshace y estropea, que todos hemos utilizado, está condenado frente al libro electrónico o la lectura online", sentencia Rubén Hernández, uno de los editores de Errata Naturae.
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