16/03/2012 11:25
Hace unas semanas encontré un dato que llamó rápidamente mi atención. En los últimos dos años ha habido un auténtico boom de nuevas editoriales en España: solo en 2011 nacieron 583, más de 100 son catalanas, según los datos de la agencia del ISBN, el código internacional que permite identificar un libro para su uso comercial. Aunque aquí entran todo tipo de editoriales y autores que se convierten en editores, los números se disparan en los dos últimos años: del 2010 al 2011 hay un crecimiento de un 67% de nuevas editoriales.
Llama la atención porque en primer lugar, en estos tiempos de crisis económica a priori la gente no se anima a emprender y en segundo, porque los datos de ventas de libros tampoco son buenos: se estima que en 2011 la venta de libros cayó un 7%.
Nunca ha habido grandes dificultades para editar, mucho más en cambio para tener presencia en el estante de la librería. Se necesitan relativamente pocos recursos para emprender un proyecto editorial. Muchas de estas nuevas editoriales tienen pequeñas estructuras que les permite optimizar al máximo los recursos y reducir el coste total. En este aspectono hay novedades.
¿Qué lleva a cientos de pequeñas editoriales, muchas editando en papel, a emprender en estos tiempos revueltos? Pues las redes sociales parece que han tenido mucho que ver. Si bien la especialización en nichos ha sido una tradicional estrategia para nuevas editoriales, ahora han encontrado en las redes sociales el empujón necesario para llegar y comunicarse sin intermediarios con sus públicos.
Me decía el joven editor José Luis Merino, que emprender hoy un proyecto editorial era más fácil que encontrar un trabajo en el propio sector. Y es que un segundo factor para este boom es el tsunami que se viene con la digitalización del sector. Mientras las grandes editoriales dan tímidos pasos con los que no canibalizar su negocio de papel, nuevos editores ven el momento oportuno para posicionarse para la nueva carrera.
“No queremos que se nos pase el arroz del digital como lo están haciendo las grandes” me comentaba la editora de la recién nacida Sinerrata. “Están pasando tantas cosas en el mundo editorial que es un buen momento para emprender”. Me explicaba Amalia López que no sólo se trata de un cambio de soportes, sino que se multiplican las posibilidades de relación entre lectores, autores y las propias editoriales. “Las grandes todavía tratan al libro digital como un subproducto, no tienen en cuenta las nuevas posibilidades que ofrece el hipertexto, el desarrollo de nuevas narrativas o del acceso a Internet de los dispositivos”.
Con todo, hay temas pendientes como la gestión del ISBN, privatizado hace un año y que su política de precios ha sido muy criticada precisamente por las pequeñas editoriales. El sistema de registro que hasta su privatización había sido gratuito, es ahora de pago y menos favorable para las pequeñas. Para más inri, cada formato de un mismo libro exige un nuevo registro en el ISBN, aumentando así el coste total.
El movimiento #ocupaisbn que reclama una gestión más equitativa y transparente ya tiene un grupo en Facebook y hace ruido en Twitter. Otro problema pendiente será la equiparación del IVA para ambos soportes ya que mientras el papel disfruta de un reducido del 4%, los digitales soportan un 18%.
Entre todos estos retos y oportunidades del nuevo panorama, es de esperar que en 2012 haya una eclosión aún más grande de nuevas editoriales. Comprobaremos entonces qué recorrido tienen estas nuevas editoriales con modelos más acordes con la tecnología y el mercado.
Llama la atención porque en primer lugar, en estos tiempos de crisis económica a priori la gente no se anima a emprender y en segundo, porque los datos de ventas de libros tampoco son buenos: se estima que en 2011 la venta de libros cayó un 7%.
Nunca ha habido grandes dificultades para editar, mucho más en cambio para tener presencia en el estante de la librería. Se necesitan relativamente pocos recursos para emprender un proyecto editorial. Muchas de estas nuevas editoriales tienen pequeñas estructuras que les permite optimizar al máximo los recursos y reducir el coste total. En este aspectono hay novedades.
¿Qué lleva a cientos de pequeñas editoriales, muchas editando en papel, a emprender en estos tiempos revueltos? Pues las redes sociales parece que han tenido mucho que ver. Si bien la especialización en nichos ha sido una tradicional estrategia para nuevas editoriales, ahora han encontrado en las redes sociales el empujón necesario para llegar y comunicarse sin intermediarios con sus públicos.
Me decía el joven editor José Luis Merino, que emprender hoy un proyecto editorial era más fácil que encontrar un trabajo en el propio sector. Y es que un segundo factor para este boom es el tsunami que se viene con la digitalización del sector. Mientras las grandes editoriales dan tímidos pasos con los que no canibalizar su negocio de papel, nuevos editores ven el momento oportuno para posicionarse para la nueva carrera.
“No queremos que se nos pase el arroz del digital como lo están haciendo las grandes” me comentaba la editora de la recién nacida Sinerrata. “Están pasando tantas cosas en el mundo editorial que es un buen momento para emprender”. Me explicaba Amalia López que no sólo se trata de un cambio de soportes, sino que se multiplican las posibilidades de relación entre lectores, autores y las propias editoriales. “Las grandes todavía tratan al libro digital como un subproducto, no tienen en cuenta las nuevas posibilidades que ofrece el hipertexto, el desarrollo de nuevas narrativas o del acceso a Internet de los dispositivos”.
Con todo, hay temas pendientes como la gestión del ISBN, privatizado hace un año y que su política de precios ha sido muy criticada precisamente por las pequeñas editoriales. El sistema de registro que hasta su privatización había sido gratuito, es ahora de pago y menos favorable para las pequeñas. Para más inri, cada formato de un mismo libro exige un nuevo registro en el ISBN, aumentando así el coste total.
El movimiento #ocupaisbn que reclama una gestión más equitativa y transparente ya tiene un grupo en Facebook y hace ruido en Twitter. Otro problema pendiente será la equiparación del IVA para ambos soportes ya que mientras el papel disfruta de un reducido del 4%, los digitales soportan un 18%.
Entre todos estos retos y oportunidades del nuevo panorama, es de esperar que en 2012 haya una eclosión aún más grande de nuevas editoriales. Comprobaremos entonces qué recorrido tienen estas nuevas editoriales con modelos más acordes con la tecnología y el mercado.
http://economiadigital.es
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