3 ABR 2012 - 20:55
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Un recorrido por las escenas más íntimas y personales de los
personajes que viven en la mente de Cristina Peri Rossi (Montevideo,
1941). Una inmersión en sus Habitaciones privadas, que es el
título de su última publicación: poco más de 100 páginas que contienen
10 relatos breves (que no microrrelatos), cuentos de ficción que bien
podrían ser reales. “Los microrrelatos pecan de ingeniosos. Habitaciones privadas
es más una mirada a personajes que viven un momento conflictivo de sus
vidas”, explica la escritora a través del teléfono. El compendio de
historias llega a ser publicado, por primera vez, por la editorial
Menoscuarto, casi dos años después de recibir el premio internacional de
relatos NH-Mario Vargas-Llosa.
Todos los personajes del libro tienen algo en común: son
profundamente solitarios, el gran tema del siglo XXI. “Las redes
sociales se explican por la soledad, y necesitar amigos virtuales o
seguidores que no conoces refleja un narcisismo individualista”, asegura
Peri Rossi. “Desde los tiempos del Paleolítico hasta hoy, todos los
hombres y las mujeres hemos necesitado lo mismo: cariño y comida”. Suena
poco lírica la reflexión saliendo de la boca de una poetisa: ¿y la
Cultura? “Efectivamente se podría sobrevivir sin Cultura. Lo que sucede
es que los hombres queremos diferenciarnos al máximo de los monos, y por
eso llamamos Cultura a las formas más exclusivas, las que no tienen los
animales: la pintura, la literatura…”. Y de nuevo la escritora se
enzarza en una batalla entre cultura y redes sociales: “Hoy encontramos
una enorme cantidad de poesía en esos blogs infinitos, un fenómeno que
va a modificar lo que está considerado como buena o mala poesía, porque
de pronto aparece la poesía popular. Siempre hubo diferencia entre
cultura popular y la otra cultura (novelas populares, el folletín)”.
Internet permite que la gente intercambie su información y sus
opiniones, aunque sean poco fundamentadas. “La libertad de opinión”,
explica la autora, “también implica la libertad de ignorancia”.
Las vidas de Habitaciones privadas buscan un espacio propio,
algunas a través de escapadas y momentos íntimos, otros hacen de las
nuevas tecnologías su burbuja privada, pero, ¿hasta qué punto puede
Internet considerarse un espacio de intimidad? “Precisamente ese es
también un espacio de soledad. La soledad la necesitamos a veces, pero
otras nos sofoca, nos asfixia. Si existe ese furor por las redes
sociales quiere decir que hay un déficit en las relaciones humanas. A mí
me daría miedo relacionarme con alguien a quien no conozco. Yo elijo
mis relaciones”. A pesar de su conflicto personal con el mundo virtual,
Peri Rossi admite que, como fenómeno, Internet y las redes sociales son
muy importantes “puesto que todo el mundo tiene la oportunidad de oír y
ser oído”.
El objetivo de Peri Rossi en este último libro es ambicioso: quiere
tomarle el pulso a las relaciones que nos ha tocado vivir, y lo hace sin
pelos en la lengua. “Es muy necesario bajar en nivel del sexo, vivimos
en una sociedad hipersexualizada en imágenes, pero hay miradas de amor
que valen más de un coito. Los personajes de mi libro tienen más
necesidad de hablar que de hacer el amor. El sexo en formato de instinto
es puramente genital, que es completamente distinto que hacer el amor,
algo mucho más artístico. No podemos confundir la erótica con la
pornografía”.
De las redes sociales a la soledad, de la soledad al sexo y del sexo a
las miserias del sistema capitalista en que vivimos. Cristina Peri
Rossi salta de un tema a otro con una agilidad pasmosa. Si el sexo es la
parte más instintiva de nuestra soledad, la escritora encuentra
rápidamente en él un nexo con la filosofía, el sistema, el tiempo como
valor que reconduce a la soledad. “Freud decía que el siglo XX iba a ser
el siglo del contraste entre la Cultura y el instinto, y ese contraste
es latente: una cosa quiere aplastar a la otra. El capitalismo es
antiamoroso y antiamistoso”, sentencia sin titubear. “El capitalismo
necesita rendimiento, gente que trabaje 16 horas diarias y llegue
agotada a su casa. Sin embargo plantea un mundo ideal: las revistas, la
moda, el cine… Es la forma más sádica de engañarnos”. La uruguaya
plantea el clásico ejemplo del marciano que un día aparece en la Tierra
accidentalmente: “Si el extraterrestre mirase la publicidad y las
revistas, si observase la sociedad en que vivimos, seguramente pensaría
que este es un mundo ideal, pero no es la realidad. El capitalismo es el
sesgo que hace que la gente tienda a creer que si produce más va a
tener acceso a todas esas cosas, al ocio y a los placeres. Pero no,
porque el sistema no nos permite tener ese tiempo para ser rico”. ¿Y qué
es ser rico, tener mucho dinero o mucho tiempo? “Tener mucho tiempo,
como yo. Por eso escribo y soy pobre”.
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