23 may 2012

El librero de las favelas

Un niño de la favela leyendo un cuento.| Ediciones Ambulantes
Un niño de la favela leyendo un cuento.| Ediciones Ambulantes




Isabel F. Lantigua |
Actualizado martes 22/05/2012 06:20 horas
  • Ha conseguido crear una biblioteca en uno de los lugares más violentos de Río
La historia de amor comenzó en un gran vertedero. Entre toneladas de basuras amontonadas en el morro del Caracol, una de las favelas del Complejo del Alemán en Río de Janeiro, Otávio Júnior veía a los chicos mayores jugar al fútbol. Allí encontró un día, a sus ocho años, una caja de juguetes de la que sólo pudo rescatar -antes de que se la arrebataran de las manos- un libro: 'Don Gatón'. Esa misma noche lo leyó a la luz de las velas, se fue a la cama abrazado al cuento y se enamoró para siempre de la literatura. Entonces soñó con que otros chavales sintieran también ese flechazo. Un sueño que, poco a poco, se está haciendo realidad, como cuenta en su primer libro, 'Biblioteca Favela', que presenta en España.
Después de una semana con 'Don Gatón' como compañero inseparable, empezó a pedir libros prestados a sus vecinos -así llegaron a sus manos una biblia mormona y un manual de intrucciones de un Volkswagen Passat de 1980-, consiguió la dirección de algunos escritores a los que fue a visitar y comenzó a dar forma a su deseo de crear una biblioteca en la favela. "Estás loco", le decían todos. "No", respondía él. "Sólo estoy enamorado de los libros".
Tras abandonar una prometedora carrera como futbolista, hacer sus pinitos como grafitero -firmaba como 'El desechos', apodo que le pusieron por rebuscar en los vertederos a la caza de nuevos libros-, y después de ejercer como escritor y actor de teatro, se centró en su idea de acercar los libros a los niños del Complejo del Alemán, por entonces uno de los rincones más violentos de Río de Janeiro.
Pero su empeño se dio de bruces con la realidad. "Los chicos estaban mucho más interesados en las armas y las ropas caras que llevaban los narcotraficantes. Los jefes de las bandas que controlaban el negocio de la droga eran los verdaderos héroes del barrio", explica Otávio, de 28 años, a ELMUNDO.es. "Antes de la pacificación del Complejo del Alemán (en 2010), había hombres armados por todos lados. Los niños que nacemos allí convivimos desde pequeños con la droga propagada por todas partes y aprendemos pronto la jerga del negocio 'estáte al loro'".
"Es muy difícil cambiar esa dinámica", reconoce Otávio, que tuvo varios problemas con la policía por cargar de un lado a otro una maleta llena de libros para hacer cuentacuentos en las escuelas y regalar algunos ejemplares. A la violencia callejera hay que sumar, además, la violencia doméstica, un problema que él, como tantos otros compañeros de su escuela, sufrió en primera persona.
"Mi padre se volvió alcohólico y violento. Los días eran una pesadilla. La violencia doméstica es el principal motivo para que los niños busquen la calle y entonces son captados por los narcos para vender droga, que también consumen porque trabajan de madrugada y necesitan 'estar al loro'. Luego, ya drogadictos, trabajan para poder pagarse la dosis. He perdido la cuenta de los chicos de mi adolescencia que están en la cárcel o muertos", cuenta con pena este brasileño, empeñado en cambiar las cosas.

Los avances

Pero Otávio no se rindió. Y ahora empieza a recoger los frutos de su trabajo. Con la ayuda de varias ONG y de imprentas locales y gracias al dinero que logró en un concurso de televisión ha conseguido construir una biblioteca en la favela con más de 6.000 libros, entre los que están en el local y los que son itinerantes y van de una favela a otra. Y tiene en mente escribir un libro infantil y una novela con su barrio natal como escenario. "Soy la prueba de que los sueños se pueden cumplir", dice.
Cuando era pequeño la biblioteca más cercana a su casa quedaba a 10 kilómetros. "El libro es un objeto lejano para los niños de la favela. Muchos han tenido su primer contacto literario conmigo", explica este 'Quijote' de Brasil, como le gusta llamarse. Quiere ayudar, a través de los libros, a "superar la violencia y la falta de perspectivas".
Otávio en uno de sus talleres de cuentacuentos
Otávio en uno de sus talleres de cuentacuentos



"Otávio es uno de esos tipos con agallas. Más aún en esta época en la que cuanto menos leas y menos sepas más manejable eres", afirma Víctor David López, la mitad de Ediciones Ambulantes, que han publicado la historia de este 'librero de la favela' en España.

El complejo del Alemán

En el complejo del Alemán viven unas 140.000 personas repartidas en 20 comunidades. Son grandes favelas al norte de Río. En los años 20, un inmigrante polaco llamado Leonard Kaczmarkiewicz compró tierras en la zona y como no hablaba el idioma le empezaron a llamar 'el alemán'. De ahí el nombre del lugar.
Fue una de las primeras favelas dominadas por el narcotráfico, pero la cosa se complicó mucho en la década de los 90 con el aumento de la violencia. Las bandas se convirtieron en pequeños ejércitos armados hasta los dientes y no dudaban en atacar a los rivales en lo que la prensa llamó "la guerra del polvo".
De vez en cuando, la policía intervenía. Una de esas incursiones se produjo en 2007 y la operación se saldó con 19 muertos e innumerables críticas. En 2008 el Gobierno creó la UPP -Unidad de Policía Pacificadora- para que la presencia de las autoridades fuera permanente y no esporádica. En 2010 esta unidad llegó al complejo del Alemán. Tras varios días de disparos, las bandas se rindieron y hoy es una favela pacificada.
"Claro que hay droga y claro que hay violencia, pero mucho menos que antes y no tan a la vista de todos", explica Otávio.

Funte: elmundo.es

1 comentario:

  1. He paseado por su blog y me ha parecido muy interesante, quizás por la diversidad de temas como por el desarrollo que de ellos hacen. Indudablemente su experiencia en blog es mayor que la mía, ya que el mío tiene apenas una semana de vida. Es http://masducados.blogspot.com, y si se digna pasear brevemente por él, creo que cualquier sugerencia que me haga será interesante. Creo, asimismo, que lograré arrancarle una sonrisa, que no es cosa mala en los tiempos que corren. Nada más. Reciba un cordial saludo de este su nuevo subscriptor: Jesús

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