La última vez que Pasqual Maragall visitó Madrid como presidente de la Generalitat de Catalunya (el 16 de septiembre de 2006), visitó la librería Blanquerna, recién inaugurada en la calle Alcalá, donde compró un libro que exhibió astutamente ante los periodistas para conquistar al día siguiente un espacio en todos los periódicos. Compró Los apuñaladores,del escritor siciliano Leonardo Sciascia, donde se narra la historia de unos misteriosos apuñalamientos sin motivo aparente que tuvieron lugar en la ciudad de Palermo a finales del siglo XIX, Sciascia, siempre atraído por los significados ocultos, sospechaba que fueron instigados por la nobleza siciliana en un enésimo intento de perpetuar su poder. Astuto y melancólico, Maragall exhibió el libro y todo el mundo le entendió.
Mientras José Montilla comparecía ayer en el palacio de la Moncloa, acudí a la librería Blanquerna en busca del titulo que pudiese dar sentido a tan significada visita. ¿Qué libro habría comprado Montilla de haber querido enviar un mensaje que no fuese uno de sus densos silencios?
A favor d´Espanya i el catalanisme,de Daniel Fernández y Joaquim Coll, seguramente habría transmitido una señal de inteligente tozudería. Una manera de decir "la historia me dará la razón". Sin malicia, ni ganas de provocar. La aciaga circunstancia de estas semanas exige, sin embargo, algo más picante. El crepuscle dels afortunats,primeriza novela negra del valenciano Juli Alandes, es uno de los títulos más interesantes de Blanquerna para enviar un mensaje cifrado a la Moncloa ("Os vais a enterar"), pero el protagonista de la historia, un inspector de los Mossos d´Esquadra, podría sugerir al gabinete de Zapatero cierta idea de subordinación. Si hay que matar, ¡se mata!, novela negra de Andreu Martín y Jaume Ribera, provocaría un mayor escalofrío a José Enrique Serrano y José Miguel Vidal Zapatero, los dos principales fontaneros de la Moncloa, con un equívoco: quizás no sea muy acorde con las verdaderas intenciones del PSC. Por el contrario, El enigma de la calle Calabria,novela detectivesca de Jerónimo Tristante, ambientada en la Barcelona del siglo XIX, lanzaría un sutil mensaje. En la calle Calàbria se halla la sede central de ERC, partido clave en el derrumbe de la experiencia tripartita, por su irremediable inconsistencia. La cobardía de los dirigentes de ERC ante el referéndum de junio de 2006 debilitó el Estatut ante la mirada castellana, entrenada desde hace más de cinco siglos en el arte de captar las relaciones de fuerza. Fi,la exitosa novela de terror de David Monteagudo, sería hoy motivo de portada y señal de elecciones en septiembre. El final del tripartito está siendo espantoso, pero Montilla aguantará hasta octubre o noviembre, para sellar su biografía, convencido de que la larga agonía acabará propiciando un repunte del voto socialista.
Me quedé finalmente con La pastoral catalana,la última novela de Julià de Jódar, por su espléndido y panorámico título. Y por ser una historia que inscribe la actual confusión catalana en las tramas del nuevo desorden del mundo. Somos mundo, no región, diría el mensaje cifrado.
Mientras José Montilla comparecía ayer en el palacio de la Moncloa, acudí a la librería Blanquerna en busca del titulo que pudiese dar sentido a tan significada visita. ¿Qué libro habría comprado Montilla de haber querido enviar un mensaje que no fuese uno de sus densos silencios?
A favor d´Espanya i el catalanisme,de Daniel Fernández y Joaquim Coll, seguramente habría transmitido una señal de inteligente tozudería. Una manera de decir "la historia me dará la razón". Sin malicia, ni ganas de provocar. La aciaga circunstancia de estas semanas exige, sin embargo, algo más picante. El crepuscle dels afortunats,primeriza novela negra del valenciano Juli Alandes, es uno de los títulos más interesantes de Blanquerna para enviar un mensaje cifrado a la Moncloa ("Os vais a enterar"), pero el protagonista de la historia, un inspector de los Mossos d´Esquadra, podría sugerir al gabinete de Zapatero cierta idea de subordinación. Si hay que matar, ¡se mata!, novela negra de Andreu Martín y Jaume Ribera, provocaría un mayor escalofrío a José Enrique Serrano y José Miguel Vidal Zapatero, los dos principales fontaneros de la Moncloa, con un equívoco: quizás no sea muy acorde con las verdaderas intenciones del PSC. Por el contrario, El enigma de la calle Calabria,novela detectivesca de Jerónimo Tristante, ambientada en la Barcelona del siglo XIX, lanzaría un sutil mensaje. En la calle Calàbria se halla la sede central de ERC, partido clave en el derrumbe de la experiencia tripartita, por su irremediable inconsistencia. La cobardía de los dirigentes de ERC ante el referéndum de junio de 2006 debilitó el Estatut ante la mirada castellana, entrenada desde hace más de cinco siglos en el arte de captar las relaciones de fuerza. Fi,la exitosa novela de terror de David Monteagudo, sería hoy motivo de portada y señal de elecciones en septiembre. El final del tripartito está siendo espantoso, pero Montilla aguantará hasta octubre o noviembre, para sellar su biografía, convencido de que la larga agonía acabará propiciando un repunte del voto socialista.
Me quedé finalmente con La pastoral catalana,la última novela de Julià de Jódar, por su espléndido y panorámico título. Y por ser una historia que inscribe la actual confusión catalana en las tramas del nuevo desorden del mundo. Somos mundo, no región, diría el mensaje cifrado.
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