Las cifras más recientes de venta de libros en países del Primer Mundo, y en especial en Norteamérica, reafirman una tendencia que se vislumbra desde hace un par de años: los libros en formato digital, o e-books, superan las ventas de los impresos. El texto tradicional (impreso), desde su invención, ha mejorado su factura y se ha extendido de tal manera que se puede encontrar hasta en los sitios más recónditos del planeta. Muchos lo llevan como algo esencial en sus viajes. El placer del lector de tocar, oler sus páginas, “marcar” con nuestra memoria espacial a la hora de pasar una hoja, eran factores a favor de los libros en formato tradicional ante los digitales.
Pero con las nuevas mejoras en los implementos de lectura para e-books, la distancia entre uno y otro se acorta. Ya en los Estados Unidos se venden más volúmenes en formato digital que impreso. Países como Japón y España no se quedan atrás, y se muestra una tendencia al alza de los productos electrónicos. ¿Habrá llegado la hora en que los libros dejarán de ser de la forma en que estamos acostumbrados?
La revista Conservation publica un artículo de Daniel Goleman y Gregory Norris sobre los efectos medioambientales de los lectores de libros electrónicos frente a los tradicionales libros de papel. Analizan el efecto ambiental de los materiales, la fabricación, el transporte, la lectura y el desecho de los dos tipos de libros, y llegan a la conclusión de que un lector electrónico equivale a 40 o 50 libros de papel en términos de uso de energía, agua y minerales, y de unos 100 libros de papel en términos de calentamiento global.
Otro estudio analiza el impacto en el medio ambiente del lector de libros electrónicos Amazon Kindle, sugiere que el carbono emitido durante la vida útil del dispositivo se compensa después del primer año de uso. La investigación dirigida por Emma Ritch de la CleanTech Group, encuentra que los libros-e podrían mejorar la sostenibilidad en la industria editorial, uno de los sectores más contaminantes del mundo. El estudio concluyó que la compra de tres libros electrónicos por mes durante cuatro años produce aproximadamente 168 kilogramos de CO2 en todo el ciclo de vida, en comparación con los cerca de 1.074 kilogramos de CO2 producido por el mismo número de libros impresos.
Por supuesto, esto no significa que los libros electrónicos son impolutos y libres de impacto ambiental. La electrónica de consumo, después de todo, se caracteriza por contener una variedad de materiales tóxicos entre sus circuitos. Recordemos que es otra nueva herramienta electrónica que se suma a toda una lista de ordenadores, móviles, televisores, etc…que en un corto espacio de tiempo serán desechos electrónicos que terminarán en vertederos o serán incinerados como emisiones dañinas para el medioambiente y la salud. ¿Sabías que éstos residuos electrónicos son exportados, a menudo ilegalmente, desde Europa, EE.UU, Japón y otros países industrializados, a Asia y África? ¿Qué muchas de las personas que desmantelan estos residuos son niños y niñas que están expuestos a un cóctel de sustancias químicas tóxicas? Por tanto, sumamos un problema más.
Ventajas y desventajas de los libros digitales
El e-book tiene varias ventajas, entre las cuales vale la pena resaltar:
Inmediatez: Un lector interesado lo puede obtener instantáneamente, sin viajes a la librería o esperar envíos por correo.
Disponibilidad: Una gran biblioteca puede ser llevada en un artefacto del tamaño de la mano.
Ciclo de publicación más corto: El período clásico de publicación de los libros impresos demora un año. El tiempo de “publicación” del libro electrónico, desde el mismo momento en que el autor escribe la última palabra hasta estar en venta en Internet y disponible para millones de lectores, puede ser tan corto como una semana, o incluso menos.
Precio: Aunque hay una evidente resistencia de las grandes casas editoras para evitarlo, con los e-books los precios son más baratos. Hasta ahora se ha establecido como promedio 9,99 dólares, pero con el tiempo llegarán a hacerse menos costosos todavía.
Espacio: Los amantes de los libros siempre tenemos un evidente problema de espacio. Los libros inundan todo nuestro alrededor.
Ecológicos: No se necesita talar árboles ni dar tratamientos para obtener el papel. El planeta no puede sostener mucho más tiempo al libro tradicional y la carga ecológica que representa su confección.
Pero, aunque las bondades son superiores, estos libros digitales también tienen sus desventajas: por ejemplo, hay que cambiar el modo habitual de subrayar o tomar notas por otra manera de hacerlo, todavía algo engorrosa (aunque en los nuevos modelos como el IPAD 2 se ha mejorado).
Tal vez el más importante de los inconvenientes es la implementación tecnológica. No es lo mismo leer frente a la computadora que en uno de los aparatos diseñados para este fin, pero por el precio o la carencia de la infraestructura necesaria para su funcionamiento, se tornan inservibles o de muy baja utilidad en la mayoría de los países subdesarrollados.
El conocimiento es lo que importa
Asegurar que los libros impresos en papel ya están destinados a fenecer es una tontería. El libro tradicional simplemente va sufriendo una evolución y lega parte de su producción a un nuevo formato que, los expertos aseguran, se convertirá en mayoría dentro de algunos años.
Aunque estamos en pañales en cuanto al advenimiento de esta nueva era, la transición parece inevitable y pudiera considerarse hasta conveniente, pues viviremos en un mundo con más libros y con más árboles A la vez, conseguiremos llevar toda nuestra biblioteca a cualquier rincón del mundo en algo del tamaño de un cuaderno común, además de fomentar la lectura, el aprendizaje y el conocimiento.
Consejo final: en lo que a protección del medio ambiente se refiere, la forma más virtuosa de leer es darse un paseo hasta la biblioteca más cercana.
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